miércoles, 14 de abril de 2010

El negocio lucrativo de las guerras

Tengo varios recuerdos en mi mente sobre guerras. Recuerdo ser muy pequeño y ver que pasaba algo en Kuwait cuando Saddam Hussein quería ser el dueño del petróleo del mundo, tengo algún vago recuerdo de la guerra civil en el Salvador y el asesinato de Ignacio Ellacuría, he vivido más de cerca las deleznables guerras de Iraq y Afganhistan, etc. Por desgracia, podría seguir alargando la lista un buen rato más, pero de verdad que me produce un rechazo total siquiera invertir segundos en listar guerras.

Uno podría llegar a creerse eso de que “La guerra es necesaria para alcanzar la paz” que dijo Obama al recibir el premio Nobel de la paz el Octubre del 2009 si nos atenemos a todos los conflictos que circundan por el mundo. Es tanta la omnipresencia de las guerras a nivel mundial, que incluso en revueltas populares como la que está aconteciendo en Kyrgyzstan, que se culminó debido al incremento de los precios de los utilities a los ciudadanos de dicho país, se exponen primero argumentos bélicos. Y es que claro, en EEUU parece importar poco que esos incrementos de precios hacían difícil la vida a un ciudadano Kirguís, pero sí parece importar mucho que la base militar de EEUU en dicho país (en Manas) para su cruel guerra en Afganhistan pudiera peligrar.

Incluso en España, donde a pesar de no tener conflictos armados (bueno vale, el Islote de Perejil), sí que se mandan tropas a Afganhistan, Libano, Iraq o Kosovo. Como contribuyente de España, rechazo por completo financiar con mis impuestos estos actos. Sin embargo, poco o nada puedo hacer para remediarlo. Y dentro de eso poco que puedo hacer, es escribir unas líneas en mi blog para expresar lo que esta semana ha colmado mi paciencia respecto al negocio armamentístico. Leo en Público como España ya es el sexto país exportador de armamento pesado del mundo.

Para aquellos como yo poco expertos en materia bélica diré que el armamento pesado incluye cosas como los vehículos blindados, material de artillería o las aeronaves militares. Vamos, todo eso que el gobierno americano manda a sus respectivas contiendas bélicas. Y es que estas contiendas resultan caras. Como ya expuse en mi artículo anterior, el monto total de las guerras de Iraq y Afganhistan ascienden a casi 1 trillón de dólares (en escala americana) americanos. Una guerra resulta cara tanto en el sacrificio de vidas (ya sean civiles o no) como en dinero. No sólo están los costes de la operativa en sí (armas, despliegue, comida ejército, salarios, etc.), sino también la Seguridad Social de los soldados que luego no puedan ejercer otras labores, el pago de los intereses del dinero que haya que pedir prestado para pagar lo que cuestan las guerras, gastos sanitarios, etc. Este vídeo expone perfectamente lo costoso, en términos económicos, que es una guerra.

Para que EEUU pueda gastarse esa masiva cantidad de dinero necesita 2 cosas:
  1. El dinero en sí, es decir, financiarse. Para eso ya está China, que a día de hoy se aproxima peligrosamente a haber prestado (vía compra de bonos americanos) justo la cifra que le está costando a EEUU dichas guerras. Actualmente se estima que China ha prestado ya casi ese trillón de dólares americanos. De hecho, ha superado ya incluso a Japón, prestatario tradicional de EEUU. A mí esto me resulta más que paradójico. ¿Realmente le interesa a EEUU que China incremente el valor del yuan? Pekín podría revaluar el yuan a costa de vender sus reservas de dólares, es decir, de prestar menos dinero a EEUU, así que, ¿realmente quiere EEUU esto? Tengo mis dudas.
  2. El armamento pesado que decíamos antes. Y si fuera ya poco el armamento que posee o fabrica EEUU, ahí estarán países como España para proveerselo.
Pero volvamos a la actividad armamentística de España, que es lo que vengo a “denunciar” en este artículo. Como cita la noticia de Público, el Stockholm International Peace Research Institute expone que durante el 2009 negocios relacionados con diferentes conflictos armamentísticos por el mundo movió en España más de 1.300 millones de dólares. España compró armamento por un valor de 431 millones de dólares, y las empresas españolas vendieron 925 millones de dólares. Según este instituto, esta cifra sitúa a España en un lamentable sexto puesto en este ranking, por delante de países como China (870 millones de dólares) o Israel (760).

Por si estas cifras no fueran ya bastante repelentes, algún dato más. El 43 % de las ventas son realizadas a países en vías de desarrollo. Este acto me parece no sólo inmoral (o amoral, o ambos), sino que va contra las normas de conducta que expone la Unión Europea. En el Reglamento 1334/2000 de la Unión Europea, se fijan unas normas de conducta de obligatorio cumplimiento por parte de los estados miembro. Dentro de este reglamento sobre productos y tecnologías que pudieran tener un doble uso (donde claramente se enmarcan las armas), los países exportadores miembros de la UE no deben vender armas a países sancionados, políticamente inestables, en conflicto armado, que vulneren los derechos humanos, que no condenen el terrorismo o que tengan un nivel de bienestar precario.

España podría resguardarse diciendo que incorpora estas conductas en la Ley 53/2007 de 28 de Diciembre que regula el comercio exterior de material de defensa y de doble uso. Además, estas exportaciones requieren autorización previa del Gobierno. Sin embargo, dado que estas exportaciones son consideradas como información clasificada conforme a la Ley de Secretos Oficiales, la claridad deja mucho que desear.

Y este secretismo, lleva a ciertas paradojas que violan por completo lo que la Ley establece para regular las normas de conducta de la UE (las he sacado de este interesantísimo artículo). Entre ellas, está que entre los clientes de armas de España están países con conflictos armados (Colombia e Israel), con inestabilidad interna (Filipinas, Indonesia y Sri Lanka), países que destinan más recursos a gastos militares que a sanidad y educación (Turquía, Pakistán, Jordania, Ecuador, Brasil o Angola), donde no se respetan los derechos humanos (Kenia, Singapur o Thailandia) o países históricamente enfrentados entre sí (India y Pakistan).
Ya sé que “mal de muchos, consuelo de tontos”, pero es que la situación a nivel mundial es aún peor. Para empezar: los 5 países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia y China) que teóricamente son los responsables de mantener la paz mundial y evitar los conflictos armados a nivel internacional, totabilizan el 76 % del comercio mundial de armas. O tengo yo una visión excesivamente crítica, o esto va totalmente en contra de su misión.
Los gastos militares mundiales anuales totabilizan un total de 1,46 trillones de dólares. EEUU es el principal responsable de ese gasto, como se puede apreciar en la siguiente figura:

Distribución gasto militar mundial en 2008
(Fuente: http://www.globalissues.org)

Y en términos relativos al PIB (es decir, la riqueza de cada país), los porcentajes varían entre un 0 y un 8%, siendo aquellos verdes más oscuros de la siguiente figura los casos mas denigrantes:
Gastos militares mundiales en 2008 en porcentaje sobre el PIB (Fuente: http://datafinder.worldbank.org/)

Afortunadamente, no son todo malas noticias, y sin imprevistos de última hora, hoy mismo han firmado en Praga, Obama y Medvedev la reducción de armas nucleares y un control en su uso. “Un pequeño paso para un hombre pero un gran paso para la Humanidad”, o eso espero.

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