jueves, 22 de abril de 2010

Instituciones, política y jóvenes digitales

En la campaña del Reino Unido hay una sorpresa: los Demócratas Liberales (Liberal Democrats) liderados por @. Extrañamente excluídos de los medios tradicionales, especialmente los que son propiedad de Murdoch, comenzaron a ganar relevancia la última semana. El rechazo –aunque a veces ambiguo y marketinero– de los @ al #debill o #deact y el último debate televisivo los colocó bien alto en las encuestas. Además de la presencia en Twitter y otras redes sociales, los @libdems usaron el humor ácido para llamar la atención. ¿Dónde suman más adeptos? Entre los jóvenes.

Surgen entonces dos dudas. La primera: ¿no es tosco ignorar un partido político? Cuando no existían otros medios de comunicación masivos podían; ya no más. ¿No serán este tipo de maniobras, sumado a la falta de análisis profundo en varios temas lo que produce el distanciamiento entre los lectores –sobre todo los jóvenes– y las instituciones periodísticas tradicionales? Tal vez, la ecuación que nadie quiere ver es menos calidad = menos claridad = menos lectores = menos ingresos.

La segunda duda: ¿puede una sociedad con el 70% de los hogares conectados resolver los problemas sociales y políticos más profundos? Siguiendo la línea de pensamiento de Danah Boyd, una de las investigadoras más prolíficas en el área de jóvenes y social media podemos inferir que más conectividad no resuelve
automáticamente pero si destapa varios dilemas socio-culturales: racismo, inequidad, homofobia, acceso a la cultura… ¿Qué hacen las instituciones tradicionales frente a estos dilemas? Por ejemplo, en vez de asimilar las enseñanzas profundas de la piratería, la condenan basándose en supuestos y estimaciones.

El público jóven y su agenda no deberían ser estigmatizados o ignorados por las instituciones tradicionales, incluídos los medios de comunicación. Ya no hay lugar para presunciones estólidas o acercamientos frívolos y sensacionalistas. Los muchachos binarios estudian, trabajan, sonríen, sufren, consumen… votan. ¿Qué soluciones les acerca la política en Madrid, Buenos Aires, Londres o Teherán?

Por Nch Román. Periodista freelance. Adicto al Nesquik. Radicado en Londres. No ostenta títulos dudosos tipo sacerdote 2.0 :P

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